ANALISIS DE UNA OBRA.
Cuando se quiere analizar un cuadro mediante el método iconológico siguiendo las directrices de Erwin Panofsky (1995) es necesario desarrollar tres niveles, los cuales paso a resumir brevemente:
a) El primer nivel podría entenderse como una significación primaria o natural, a su vez dividida en significación fáctica y significación expresiva. Esta se aprehende identificando formas puras como representaciones de objetos naturales, casas, útiles, seres humanos, etc.; Estas formas puras (portadoras de significaciones primarias) constituyen el universo de los motivos artísticos. Una enumeración de estos motivos constituiría una descripción pre-iconográfica de la obra de arte.
b) El segundo nivel consiste en determinar la significación secundaria o convencional. Esta se aprehende por ejemplo cuando se identifica que una figura masculina con un cuchillo representa a San Bartolomé, o que un grupo de figuras sentadas a la mesa representan la Última Cena. Los motivos así reconocidos como portadores de significación secundaria pueden llamarse imágenes, y la combinación de imágenes son las historias y alegorías. La identificación de semejantes imágenes, historias y alegorías constituiría la iconografía.
c) Significación intrínseca o contenido. Ésta se aprehende investigando los principios subyacentes que ponen de relieve la mentalidad básica de una nación, de una época, de una clase social, de una creencia religiosa o filosófica, matizada por una personalidad y condensada en una obra. Así al analizar Las hilanderas de Velázquez, aparte de detectar sus cualidades pre-iconográficas e iconográficas, es necesario comprender este cuadro como un documento sobre la personalidad del autor o sobre la civilización del siglo XVII español, o sobre una determinada sensibilidad religiosa; se considera entonces la obra de arte como síntoma de algo distinto. El descubrimiento e interpretación de los valores simbólicos (que puede que incluso ignore el propio artista o que difieran de lo que él quiere pensar) constituye el objeto de la iconología.
Tal y como comenta Palomino -autor contemporáneo de Velázquez- en su libro El museo pictórico y escala óptica la metáfora iconológica es aquella, que mediante una figura humana, representa algún sujeto abstracto, o invisible. Como las Virtudes, los Vicios, las Ciencias, las Artes, el Día, la Noche, que no siendo figuras, física y realmente, las representa como si lo fuesen. Define tres aspectos claves para una correcta lectura iconológica del cuadro: emblema, jeroglífico y empresa. El emblema es una metáfora significativa de algún documento moral, por medio de figuras iconológicas, ideales, o fabulosas, o de otra ingeniosa, y erudita representación, con mote, o poema, claro ingenioso, y agudo. El jeroglífico es una metáfora que incluye algún concepto doctrinal mediante un símbolo, o instrumento sin figura humana, con mote latino de autor clásico, y versión poética en idioma vulgar. Por último la empresa es una metáfora significativa de un concepto particular y heroico, por medio de figura y propiedad peregrina, ayudada de un mote agudo, equívoco y de poeta clásico. Concretamente Velázquez basó su cuadro Las hilanderas en los emblemas (entre otros aspectos).
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